Fue una de las figuras más influyentes y polémicas de la política boliviana del siglo XX, marcando la historia del país con dos periodos presidenciales muy distintos.
Nacido en Concepción, Santa Cruz, Banzer se formó como militar de carrera. Ascendió en las filas del Ejército y llegó a ocupar el Ministerio de Educación antes de su ascenso al poder. Su ideología era profundamente anticomunista, un pilar fundamental en su visión política y sus acciones.
Su primera etapa en la presidencia comenzó el 21 de agosto de 1971, cuando lideró un sangriento golpe de Estado que derrocó al general Juan José Torres. Este golpe, apoyado por sectores conservadores y con respaldo internacional en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional, dio inicio a una dictadura que se extendería por casi siete años. Durante este periodo (1971-1978), el régimen de Banzer se caracterizó por una brutal represión contra opositores políticos, líderes sindicales, estudiantes e indígenas, con numerosas denuncias de violaciones a los derechos humanos, incluyendo torturas, desapariciones y asesinatos. Este fue el periodo dictatorial más largo del siglo XX en Bolivia, y también cuando el narcotráfico comenzó a consolidarse en el país. La presión social, en particular una emblemática huelga de hambre liderada por mujeres mineras en 1977, fue crucial para forzar la apertura democrática y su posterior salida del poder en 1978.
Después de su dictadura, Banzer fundó el partido Acción Democrática Nacionalista (ADN) y se mantuvo activo en la política, presentándose a varias elecciones presidenciales. En un giro sorprendente y sin precedentes en América Latina, Hugo Banzer Suárez fue elegido presidente democráticamente en 1997, convirtiéndose en el primer militar en la región en acceder al poder por voto popular después de haber gobernado como dictador.
Durante su segundo mandato constitucional (1997-2001), su gobierno se enfocó en políticas neoliberales y una controvertida y enérgica campaña de erradicación de cultivos de coca, impulsada por Estados Unidos, que generó considerable conflicto social. También se destacó la inauguración del gasoducto Bolivia-Brasil, un proyecto de infraestructura vital.
En 2001, Banzer se vio obligado a renunciar a la presidencia debido a un cáncer terminal. Falleció el 5 de mayo de 2002 en Santa Cruz de la Sierra. A pesar de las graves acusaciones de violaciones a los derechos humanos durante su dictadura, nunca fue juzgado por estos crímenes, lo que sigue siendo un punto de debate y dolor en la historia boliviana.